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En este mundo actual cada vez más globalizado hay un número de personas creciente que eligen vivir, trabajar y estudiar en el extranjero – y esta tendencia parece ser positiva: diversas investigaciones del área de las ciencias sociales muestran que las experiencias internacionales pueden fomentar la creatividad, reducir los sesgos entre grupos y promover avances en la carrera.
Para entender mejor los efectos psicológicos de vivir en el extranjero hay que fijarse en si las experiencias internacionales pueden trasformar el sentido de la identidad de una persona. Nos centramos concretamente en la «nitidez de la propia identidad», la medida en que el entendimiento de una persona de sí mismo está «definido de forma clara y segura, es coherente internamente y estable en el tiempo». La nitidez de la propia identidad está vinculada a un buen número de beneficios, como el bienestar psicológico, la capacidad de gestionar el estrés y el rendimiento laboral, pero hay pocas investigaciones sobre la forma de cultivarlo.
La mayor parte de los estudios muestran que las experiencias de transición, como cambiar de trabajo o una ruptura sentimental, suelen provocar un empeoramiento de la nitidez de la propia identidad.
En varios estudios se muestra que quienes han vivido en el extranjero presentan un sentido más claro de la propia identidad que quienes no han vivido fuera nunca, pero tienen previsto hacerlo el siguiente año.
Ante estos fenómenos cabe preguntarse por qué vivir en el extranjero aumenta la nitidez de la identidad propia. Las reflexiones sobre la propia identidad – meditar sobre qué partes de la identidad definen realmente quiénes somos o si simplemente son un reflejo del entorno cultural en el que hemos crecido – son un factor vital en la relación entre vivir en el extranjero y la nitidez de la identidad propia.
Cuando se reside en el mismo país en el que se nació a menudo las personas del entorno se comportan de manera similar, así que no surge la necesidad de cuestionarse si su comportamiento refleja sus propios valores principales o los valores de la cultura en la que están inmersos. Por el contrario, residir en un país extranjero la exposición a unos nuevos valores culturales y a otras normas exige un compromiso continuo con los propios valores y creencias, que en ese momento se ven descartados o reforzados.
Un nivel alto de coherencia indica que la autopercepción coincide con la forma en que los demás perciben al individuo. La coherencia está relacionada con la nitidez de la propia percepción porque si una persona tiene una idea nítida de sí mismo es más proclive a proyectar una autopercepción clara y coherente en los demás. La profundidad, no la amplitud, de las experiencias de vivir en el extranjero es lo que predice una mayor congruencia entre la valoración propia y la de los demás.
También ayuda a tomar decisiones laborales más claras. En el panorama vocacional actual tan complejo la gran mayoría de las personas encuentra difícil tomar decisiones importantes sobre su carrera en algún momento de su vida y decidir qué hacer con su carrera.
Es evidente que tener una idea nítida de la propia identidad esclarece qué tipo de opciones laborales encajan mejor con las fortalezas propias y cubren los propios valores, por lo que capacita a las personas para tomar decisiones laborales de forma más clara y segura.
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